El Jade Negro

  Ésta historia sucedió en la época de Jesus de Nazareth, se trata de la interpretación de un jade negro que hizo un maestro chino llamado Yu también conocido como hombre Kui, donde todos sus discípulos eran también hombres Kui. Un hombre curioso tomo un jade negro examinándolo y le preguntó al maestro si era de él ya que era conocido por coleccionar piedras de todo tipo y dijo:

—No es mío —declaró, al tiempo que se la devolvía—. Es jade negro...
El hombre kui captó su extrañeza y se apresuró a matizar:

—Yo utilizo el jade para conseguir la inmortalidad. Como sabes, lo consumo, pero es verde, o blanco, o malva, o rojo, o amarillo, pero jamás negro...

    Solicitó de nuevo el colgante y procedió a un análisis más detallado. Lo miró, y los ojos rasgados se iluminaron. Sonrió levemente y asintió con la cabeza. ¿En qué pensaba? ¿Por qué el jade negro no era pulverizado y consumido?
    Entonces, con cierta emoción, Yu explicó que, para los daoshi, los buscadores de la verdad, el jade negro era el símbolo del conocimiento del cielo y la piedra que guardaba los grandes secretos de la alquimia. Todo estaba en ella, si éramos capaces de saber mirar. Por eso era una gema sagrada, y un kui nunca se atrevería a consumirla. 
    Decían que el propietario de un jade negro era el más afortunado de los hombres, porque la piedra tenía la capacidad de hacer realidad cualquier sueño. Era el regalo más preciado. Cuando un hombre entregaba un jade negro a una mujer, eso se denominaba «beso interior», el más limpio y profundo mensaje de amor. No hacía falta palabra alguna. Recibir un jade negro significaba «ser amado». Ese amor no podía ser expresado en palabras. Pero había más. El «beso interior» encerraba, al mismo tiempo, un segundo mensaje: ese amor era imposible...
El jade negro pondrá música a tus pensamientos. 
Te recordará que amar es más importante que ser amado. 
El hará llover en tu memoria cuando lo necesites. 
Te mantendrá frío en el calor de la disputa, y agitará tu segundo campo de cinabrio cuando te quedes atrás en la vida. 
La contemplación del jade te dirá que no estás solo. 
Alguien brilla en tu nombre, no sabemos dónde. 
Alguien te tiene en su corazón desde el principio. El jade es su mensajero. 
Él te está gritando que hay dos cielos: uno fuera, negro, y otro dentro, dorado.
  publicado originalmente a la‎(s)‎ 6 abr. 2012 19:49  
[ actualizado el 17 oct. 2013 21:06 ]

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