Estaba un joven llamado Koby, caminando
por un sendero; cuando de pronto se encontró con un billete de máximo valor de
su país.
Lo tomó y dijo:
- ¡Vaya! que suerte tengo... no trabajo y consigo éste
billete para comprar la comida del día... la vida es muy buena conmigo...
Se fué al mercado más cercano y gastó todo el dinero comprando
víveres, frutas y algunas golosinas. Luego, se encontró con un amigo que
le recomendó buscar trabajo en la fábrica donde trabaja, ya que buscan más
personal. Y así hizo Koby, se levantó temprano y fué a la fábrica que le
recomendó su amigo. Claro, no estaba tan feliz porque no le gusta
mucho trabajar y el gusto de encontrar aquel billete la otra vez, todavía lo
sentía... Pasó lo inesperado para él. No consiguió trabajo y le iba a
avisar a su amigo, cuando éste le interrumpió diciendo:
- ¿sabes Koby? ayer cuando te avise lo del trabajo me asaltaron, me robaron
el reloj y todo el dinero del sueldo que acababa de cobrar...es una
desgracia... tanto que trabajo como para que me pase ésto... la vida es injusta
conmigo...
Después de decir ésto, se marcho triste sin esperar a oir lo
que le iba a decir su amigo Koby. En eso, Koby se quedó viéndolo mientras se
iba. Se fue a su casa y sentándose en la sala se quedó pensando
en lo que le acababa de decir su amigo y la "suerte" que tuvo él el
otro día de encontrar el billete. Y dijo pensando:
- Yo en cambio conseguí dinero y eso que no trabajo...
Desde ese momento Koby empezó a ver la vida de una forma más
seria y como nunca antes. Ahora empezaba a ver la realidad de otra manera. Ya
no creía en suertes o mala suerte, o en la famosa afirmación que dice "se
cosecha lo que siembra y lo que das se te devuelve", sino que ahora piensa
que hay algo más que debe descubrir y entender de la vida, que las cosas van
más allá que esa simple afirmación. Y así pasó varios meses pensando y pensando
sobre esa parte tan complicada de la vida. Observaba todos los días a las
personas y sus experiencias notando, que las personas buenas le pasaban cosas
malas y a las personas malas le pasaban cosas buenas, que a veces los que robaban
ganaban y los que trabajaban perdían, etc.
Llegó a pensar incluso que es mejor ser así como él:
egoísta, perezoso y conformista. Y así siguió por un buen tiempo. No buscó
trabajo, no compartía con nadie lo poco que tenía y siempre tenía
"suerte" de conseguir dinero de otros perdido, pedía prestado y nunca
pagaba, etc. Su vida a pesar de eso seguí tranquila aparentemente. Decidió
emprender un viaje a un pueblo donde estaba su viejo tío Don Miguel. Al llegar
a la casa del tío, lo vio sentando pelando unas papas y echándole las conchas a
los cerdos. Se saludan y abrazan. El tío le pregunta qué fue lo más
significativo o interesante que le ha pasado durante el último año. Y Koby le
respondió diciendo:
- bueno tío... durante todo ese tiempo no he trabajado porque no me
gusta; pero, en realidad no me hizo falta porque tengo mucha "suerte"
de conseguir dinero perdido.
El viejo lo miró con incredulidad y le preguntó:
- Estás seguro que vivías sólo de dinero encontrado?
Koby se rascó la cabeza y le confesó diciendo:
- Bueno... en realidad no... también debo mucho dinero prestado...
El tío soltó la carcajada y dijo:
- Hijo no te voy a juzgar pero bien sabes que no esta bien lo que haces.
Recuerda que todo en ésta vida se paga y lo que se siembra se cosecha.
En eso Koby recordó las reflexiones que hizo hace un año y
saltó de su asiento diciendo rápidamente a su tío:
- ¡¡¡Ahí es donde quiero parar!!!... ese dicho es falso, porque hace un
año justamente cuando encontré un billete de alto valor, viene mi amigo y me
dice que lo asaltaron robándole todo el dinero de su sueldo y su reloj. Y
todo eso pasó justamente el día que me recomendó trabajar en la fábrica.
Después de ahí siempre seguí encontrando billetes y nunca he trabajado, pido
prestado y no lo devuelvo, y mírame... sigo aquí tranquilo sin ningún
problema, no me he muerto de hambre ni nada, en cambio él, mi amigo, pobre...
no pega ni una... y tan buen muchacho que es y trabajador... dime ¿qué piensas
de eso?
El viejo se levantó y entró a la casa por un buen rato. Koby
sintió que le ganó esta vez a su tío que era muy sabio. Sonrió maliciosamente y
empezó a comerse un mango que estaba en una mesita de patio. De pronto cuando
ya casi se le olvidaba que existía su tío, éste salió de la casa y lo invitó a
ver una película. La película se llamaba "el bueno, el malo y el
feo". A Koby le encantaba esa película y ambos se sentaron a verlo. Al
terminar la película el viejo le preguntó:
- ¿qué entendiste sobre la película?
Koby se quedó pensando un rato y dijo:
- bueno... pues... que en la vida hay gente fea, mala y buena...
El viejo sonrió y dijo:
- ¡EXACTO! y así son las cosas también. Las cosas de la vida... las cosas
buenas son aquellas que nos hacen bien, las malas las que no nos hacen felices
y las feas simplemente no son ni buenas ni malas, pero todo al final es para un
aprendizaje. Todas esas cosas son independientes de que seas bueno, malo o feo.
Simplemente le puede pasar a cualquiera. Hijo no creas que porque te vaya bien
en ciertas cosas, no quiere decir que no debas ser bueno. Porque uno a pesar de
poder vivir lo bueno, lo malo y lo feo de la vida, igual debe hacer el bien a
otros en todo momento que podamos, porque siempre se retribuye. Si obras mal,
recibirás mal, si obras bien, recibirás bien.
Koby no quedó muy satisfecho con lo que dijo el viejo y
dijo:
- Bueno yo no trabajo y tengo suerte de conseguir dinero perdido, además
¿por qué mi amigo lo roban y trabaja tanto? él pierde trabajando y yo gano
vagando....
Koby se echó a reír y el anciano con la cara seria pero
tratando de mantener la paciencia le dijo:
- Tú vez la vida así porque así lo quieres ver. Si el día de
mañana te toca contar las cosas que te han dado los demás tendrás mucho que
decir, pero si te toca rendir cuentas de las cosas que has hecho por los demás
qué dirás?
Koby se quedó pensativo y bajó la cabeza analizando que casi
no ha hecho nada por nadie, nisiquiera por su amigo que tenía buenas
intenciones con él al ofrecerle trabajo hace un año. Y el viejo añadió
diciendo:
- lo bueno, lo malo y lo feo de la vida son muchos. Las cosas materiales
no son las únicas cosas que existen... quizás ese dinero que conseguías eran
oportunidades para ser honesto con los demás y el robo de tu amigo es una
oportunidad para que él aprenda a ser más precavido. Por eso no siempre debemos
basarnos en lo bueno o malo de una persona para analizar lo que le pasa sino
cómo hace las cosas y las lecciones que debe aprender.
Porque en la vida ser bueno no es suficiente, necesario es
hacer bien las cosas. Díle eso a tu amigo. En cambio tú, lo bueno, lo malo y lo
feo de la vida, le pasa y pasará a todos. Pero tarde o temprano lo que se
siembra se cosecha.
Así que obra bien, haz bien las cosas buenas y lo bueno de
la vida se multiplicará. Toma lo malo y aprende de ellas, son oportunidades
para mejorar y aprender. Lo feo que no es ni bueno ni malo dependerá
de tí como la quieras o puedas ver.
Extracto del
libro: "Sr. mango".
viernes, 11 de enero del 2013
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