Analizando un poco sobre el colibrí que busca flores y el zamuro que busca cadáveres, uno pudiera compararlo con las conductas humanas desde el punto de vista superficial diciendo que, de la misma forma una persona podría
buscar cosas buenas y encontrarlas y buscar cosas malas y también encontrarlas. En
la realidad verdadera están ambas cosas, afortunadamente el 90% de ellas es por
causa nuestra. Lamentablemente, el 90% de las personas no se dan cuenta de eso
y le echan la culpa a todo o todos menos a si mismos por no sembrar el cambio. Muchas veces, no perdemos la más mínima oportunidad para
decir que Dios no sirve pero cuando pasan las cosas buenas se agradecen a si
mismos y a la vida. Si Dios no existe entonces las personas buenas no existen,
porque hacen poco o nada, eso pensamos muchos.
Pero volviendo a la analogía del colibrí y el zamuro con las acciones humanas, si lo analizamos a manera mas profunda el hecho de que colibrí busque flores no lo hace mejor que el zamuro a pesar de que éste último busque cadáveres; ya que desde el punto de vista ecológico, ambos cumplen un rol y como dice el dicho, "alguien tiene que hacer el trabajo sucio". Ahora bien, suponiendo que buscar flores sea algo "bueno" y buscar cadáveres sea algo "malo"; pudiéramos compararlo con las relaciones humanas, donde existen personas que buscan todo el tiempo lo malo mientras otros buscan lo bueno de la vida o de mirar el lado positivo de las cosas comparados con otros que quizás sólo busquen lo negativo.
Esta bien que uno sea crítico y autocrítico, que uno observe y vea qué cosas estan mal para mejorar, pero cuando eso se hace un hábito, cuando todo el tiempo criticamos a alguien, a nuestro entorno e incluso nuestra vida, creamos un ambiente tóxico, que poco ayuda a la armonía y genera mucha negatividad. Muchas personas cuando son víctimas que críticas constantes, sienten que bajan su autoestima, disminuyen sus ganas de seguir adelante y hasta se pueden sentir inútiles. Aunque, el exceso de admiración constante sin ver el lado negativo aunque sea a veces, tampoco ayuda porque uno crece con las cosas buenas pero también de las lecciones de las cosas que no nos gustan tanto.
La vida se trata de balance, es como el Yin y el Yan. No es ver el uno o el otro como contrincantes, sino de ver de qué manera se puede aprovechar para el crecimiento.
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